POR JOSE ANTONIO MATOS PEÑA
tomado de ECOS DEL SUR
El panorama político nacional presenta en la actualidad, un cuadro que no puede ser más tétrico e impredecible, en cuanto a lo partidario.
Del partido revolucionario dominicano, no hay mucho que decir, porque quien no adivine cual es su derrotero, es porque no quiere, una división, ni discutir, de manera física y de hecho, porque la de pensamiento y propósitos, hace bastante tiempo que se dio.
Los partidos minoritarios, en su inmensa mayoría, fueron enseñados a recibir parte del botín, la política la están haciendo con el saco al hombro y los grupos de cada uno de los partiditos que han abrazado ese pastel, aplican su caudal y la influencia del mesías (el doctor Fernández), como prácticamente lo definió don Temístocles Montas recientemente, los ayuda a imponérseles a los que piensan de manera diferente, dentro de sus parcelas políticas.
En otras palabras, el deterioro partidario, que se refleja inclusive, en el gobernante partido de la liberación dominicana, manifestado en su octavo congreso, donde a casi tres días de su celebración, no dan pie con bola en su conclusión, la gente del pueblo empieza a dar riendas sueltas a todo tipo de dudas y aseveraciones en cuanto a las manipulaciones de resultados.
El doctor Pina Toribio admitió ya la expulsión de digitadores por esas razones, del tal suerte, que ese inmenso partido, polarizado al máximo en estos momentos, da el peor ejemplo, a la partidocracia actual, con la agravante de que una influencia, que no se ve, pero se siente, del expresidente Fernández, en los partidos más importantes que debieran dirigir la oposición, los lleva al despeñadero.
Lo que se ve venir, es el paso de la partidocracia a la grupocracia, y después de eso, el caos, a menos que se de la sentencia exclamada por el doctor José Francisco Peña Gómez, cuando decía, “nunca es más oscura la noche, que cuando va a amanecer”.
La democracia, que se supone la inventaron los Griegos Atenienses, 500 AC. Consiste en gobernar para el bienestar de la mayoría, en la práctica se ha llevado a ser el gobierno para los partidos gobernantes y en la actualidad, lo que se ve es el camino a gobernar y beneficiar al grupo hegemónico, que vendría a ser, como en las técnicas de mercado actual, de que el grupo que se agencia alzarse con el poder, se reparte las oportunidades, en este caso, el beneficio del gobierno.
Panorama actual; el PRD, rumbo a parir otro partido, quedándose los emblemas en manos del Mesías, el partido reformista corriendo desde antes lo que le viene a PRD de solo las letras, el PLD, en un proceso de dimensiones impredecibles por ahora, pero no buenas en términos estructurales y el partido del toro, que lidera el licenciado Hatuey Decamps, que podría jugar un rol fundamental en el escenario perredeista, no define su preferencia, jugando a una unidad imposible a todas luces, confirmada ya, cuando sale a la luz pública los términos de un empréstito recibido por el presidente del PRD, en medio de una campaña política, en que el mismo día que recibió el préstamo dijo que no se montaba en la patana de campaña de su partido. En conclusión, vamos rumbo a lo que llamaríamos una grupocracia.
Del partido revolucionario dominicano, no hay mucho que decir, porque quien no adivine cual es su derrotero, es porque no quiere, una división, ni discutir, de manera física y de hecho, porque la de pensamiento y propósitos, hace bastante tiempo que se dio.
Los partidos minoritarios, en su inmensa mayoría, fueron enseñados a recibir parte del botín, la política la están haciendo con el saco al hombro y los grupos de cada uno de los partiditos que han abrazado ese pastel, aplican su caudal y la influencia del mesías (el doctor Fernández), como prácticamente lo definió don Temístocles Montas recientemente, los ayuda a imponérseles a los que piensan de manera diferente, dentro de sus parcelas políticas.
En otras palabras, el deterioro partidario, que se refleja inclusive, en el gobernante partido de la liberación dominicana, manifestado en su octavo congreso, donde a casi tres días de su celebración, no dan pie con bola en su conclusión, la gente del pueblo empieza a dar riendas sueltas a todo tipo de dudas y aseveraciones en cuanto a las manipulaciones de resultados.
El doctor Pina Toribio admitió ya la expulsión de digitadores por esas razones, del tal suerte, que ese inmenso partido, polarizado al máximo en estos momentos, da el peor ejemplo, a la partidocracia actual, con la agravante de que una influencia, que no se ve, pero se siente, del expresidente Fernández, en los partidos más importantes que debieran dirigir la oposición, los lleva al despeñadero.
Lo que se ve venir, es el paso de la partidocracia a la grupocracia, y después de eso, el caos, a menos que se de la sentencia exclamada por el doctor José Francisco Peña Gómez, cuando decía, “nunca es más oscura la noche, que cuando va a amanecer”.
La democracia, que se supone la inventaron los Griegos Atenienses, 500 AC. Consiste en gobernar para el bienestar de la mayoría, en la práctica se ha llevado a ser el gobierno para los partidos gobernantes y en la actualidad, lo que se ve es el camino a gobernar y beneficiar al grupo hegemónico, que vendría a ser, como en las técnicas de mercado actual, de que el grupo que se agencia alzarse con el poder, se reparte las oportunidades, en este caso, el beneficio del gobierno.
Panorama actual; el PRD, rumbo a parir otro partido, quedándose los emblemas en manos del Mesías, el partido reformista corriendo desde antes lo que le viene a PRD de solo las letras, el PLD, en un proceso de dimensiones impredecibles por ahora, pero no buenas en términos estructurales y el partido del toro, que lidera el licenciado Hatuey Decamps, que podría jugar un rol fundamental en el escenario perredeista, no define su preferencia, jugando a una unidad imposible a todas luces, confirmada ya, cuando sale a la luz pública los términos de un empréstito recibido por el presidente del PRD, en medio de una campaña política, en que el mismo día que recibió el préstamo dijo que no se montaba en la patana de campaña de su partido. En conclusión, vamos rumbo a lo que llamaríamos una grupocracia.
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