POR FREDY PEREZ ESPINOSA
El domingo, 2 de marzo, 2014, se escenificó una protesta de trabajadores de la construcción en una comunidad muy distante del Distrito Nacional denominada Boca de Cachón, perteneciente a la provincia Independencia. En la misma, el ciudadano haitiano Charles Ronny, de unos 28 años de edad, recibió heridas de balas que le provocaron la muerte y más de 60 personas fueron heridas, entre ellas dominicanos y haitianos.
Como se ha informado, el Gobierno Dominicano ejecuta, en Boca de Cachón, un proyecto que incluye 567 viviendas, escuela, parques, estancia infantil, liceo politécnico, mercado, acueducto, centro comercial, clínica de atención primaria, cementerio, asilo, entre otros servicios y facilidades.
Este proyecto es una respuesta positiva del Gobierno Dominicano a una de las comunidades más afectadas por la crecida del Lago Enriquillo y que vendrá a resolver múltiples problemas que afectan a los habitantes de esta zona del País.
Señalé intencionalmente, en principio, que Boca de Cachón se encuentra distante del Distrito Nacional. Es más, para que nos ubiquemos un poquito mejor, es una comunidad fronteriza, así como los son Los Arroyos, Aguas Negras, Las Mercedes, La Altagracia y Mencía, de Pedernales y El Limón, Las Baitoas, Vengan a Ver, Tierra Nueva, Bartolomé, Ángel Féliz, Los Pinos del Edén y Sabana Real, de Independencia. Lo propio podría hacerse para las provincias de Dajabón, Elías Piña y Montecristi.
Quiero señalar, para los que no conocen la realidad que se vive en la frontera dominico-haitiana, que opinan a diario en los programas radiales, televisivos y en los periódicos, tanto impresos como digitales; a los que se consideran ellos mismos “líderes de opinión”, sin que nadie los haya nombrado como tales y que viven todos en la Capital Dominicana, que la vida en la frontera hay que conocerla en el lugar de los hechos y no hablando sandeces desde una cabina de radio o desde un estudio de televisión.
Les voy a poner un ejemplo para ilustrar un poco mis consideraciones y vincular la realidad que se vive en la frontera dominico-haitiana y la sentencia 168-13. ¿Cuántos trabajadores haitianos están laborando en el proyecto de Boca de Cachón y cuál es su status migratorio?
De acuerdo a informaciones periodísticas, en el proyecto de Boca de Cachón hay más de 450 nacionales haitianos trabajando en el proyecto y todos, absolutamente todos, en condiciones migratorias de ilegalidad.
¿La Dirección General de Migración no se ha dado por enterada de esta situación anómala que se está dando en el ámbito de su incumbencia? ¿Dónde está la institucionalidad y la entereza de los que dirigen en este País?
Como vemos, la sentencia 168-13, que trata de regularizar la dominicanidad o no de los hijos de extranjeros nacidos en el territorio nacional, desde el año 1929 hasta el año 2007, no es más que una tontería, una verdadera estupidez. Esto, porque la sentencia de referencia no va a resolver nada. Los más de 450 ciudadanos haitianos que trabajan en el proyecto de Boca de Cachón tienen años residiendo el País y realizando ese mismo trabajo.
Estoy totalmente seguro que la mayoría de los trabajadores, principalmente albañiles, que construyeron el edificio de la Suprema Corte de Justicia, eran haitianos, así como también los que hicieron La Casa San Pablo y el edificio de La Conferencia del Episcopado Dominicano. ¿Y entonces?
Lo ocurrido en Boca de Cachón, recientemente, es un ejemplo de la realidad que se vive en la frontera dominico-haitiana. Esto es así y nadie, absolutamente nadie lo puede negar. Invito a cualquier periodista o comunicador, de esos cienciólogos que abundan como la verdolaga en la Ciudad Capital, a que haga una visita al proyecto de Boca de Cachón, hoy y compruebe quiénes están trabajando y de qué nacionalidad son.
El domingo, 2 de marzo, 2014, se escenificó una protesta de trabajadores de la construcción en una comunidad muy distante del Distrito Nacional denominada Boca de Cachón, perteneciente a la provincia Independencia. En la misma, el ciudadano haitiano Charles Ronny, de unos 28 años de edad, recibió heridas de balas que le provocaron la muerte y más de 60 personas fueron heridas, entre ellas dominicanos y haitianos.
Como se ha informado, el Gobierno Dominicano ejecuta, en Boca de Cachón, un proyecto que incluye 567 viviendas, escuela, parques, estancia infantil, liceo politécnico, mercado, acueducto, centro comercial, clínica de atención primaria, cementerio, asilo, entre otros servicios y facilidades.
Este proyecto es una respuesta positiva del Gobierno Dominicano a una de las comunidades más afectadas por la crecida del Lago Enriquillo y que vendrá a resolver múltiples problemas que afectan a los habitantes de esta zona del País.
Señalé intencionalmente, en principio, que Boca de Cachón se encuentra distante del Distrito Nacional. Es más, para que nos ubiquemos un poquito mejor, es una comunidad fronteriza, así como los son Los Arroyos, Aguas Negras, Las Mercedes, La Altagracia y Mencía, de Pedernales y El Limón, Las Baitoas, Vengan a Ver, Tierra Nueva, Bartolomé, Ángel Féliz, Los Pinos del Edén y Sabana Real, de Independencia. Lo propio podría hacerse para las provincias de Dajabón, Elías Piña y Montecristi.
Quiero señalar, para los que no conocen la realidad que se vive en la frontera dominico-haitiana, que opinan a diario en los programas radiales, televisivos y en los periódicos, tanto impresos como digitales; a los que se consideran ellos mismos “líderes de opinión”, sin que nadie los haya nombrado como tales y que viven todos en la Capital Dominicana, que la vida en la frontera hay que conocerla en el lugar de los hechos y no hablando sandeces desde una cabina de radio o desde un estudio de televisión.
Les voy a poner un ejemplo para ilustrar un poco mis consideraciones y vincular la realidad que se vive en la frontera dominico-haitiana y la sentencia 168-13. ¿Cuántos trabajadores haitianos están laborando en el proyecto de Boca de Cachón y cuál es su status migratorio?
De acuerdo a informaciones periodísticas, en el proyecto de Boca de Cachón hay más de 450 nacionales haitianos trabajando en el proyecto y todos, absolutamente todos, en condiciones migratorias de ilegalidad.
¿La Dirección General de Migración no se ha dado por enterada de esta situación anómala que se está dando en el ámbito de su incumbencia? ¿Dónde está la institucionalidad y la entereza de los que dirigen en este País?
Como vemos, la sentencia 168-13, que trata de regularizar la dominicanidad o no de los hijos de extranjeros nacidos en el territorio nacional, desde el año 1929 hasta el año 2007, no es más que una tontería, una verdadera estupidez. Esto, porque la sentencia de referencia no va a resolver nada. Los más de 450 ciudadanos haitianos que trabajan en el proyecto de Boca de Cachón tienen años residiendo el País y realizando ese mismo trabajo.
Estoy totalmente seguro que la mayoría de los trabajadores, principalmente albañiles, que construyeron el edificio de la Suprema Corte de Justicia, eran haitianos, así como también los que hicieron La Casa San Pablo y el edificio de La Conferencia del Episcopado Dominicano. ¿Y entonces?
Lo ocurrido en Boca de Cachón, recientemente, es un ejemplo de la realidad que se vive en la frontera dominico-haitiana. Esto es así y nadie, absolutamente nadie lo puede negar. Invito a cualquier periodista o comunicador, de esos cienciólogos que abundan como la verdolaga en la Ciudad Capital, a que haga una visita al proyecto de Boca de Cachón, hoy y compruebe quiénes están trabajando y de qué nacionalidad son.
No podemos vivir de espaldas a la realidad, tampoco podemos tapar el sol con un dedo. La sentencia 168-13 no es la solución a la inmigración de haitianos hacia la RD y la misma más que resolver el problema lo ha agudizado, pues, una cosa es la regularización del status migratorio de los viven o han nacido en la RD y otra es la inmigración masiva que a diario ocurre a través de la frontera, inclusive, con la anuencia de los que están llamados a regularla.
Boca de Cachón es un ejemplo patente de la inutilidad de la sentencia 168-13, no importa que esta sea vinculante o no con los poderes del Estado, incluido el Poder Ejecutivo, ya que quien está al frente del proyecto denominado Ciudad Verde es precisamente este poder del Estado.
Lo dije y lo vuelvo a repetir, el Congreso Nacional debe tomar cartas en el asunto y legislar respecto de la regularización, tanto del status de los hijos extranjeros que viven o nacieron en RD, como en el establecimiento de mayores controles de la inmigración haitiana hacia nuestro País.
El autor es Licenciado en Educación de la UASD
Para contactos.elegidoprimero@hotmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario