Será una reunión histórica.
El papa Francisco, jefe de la Iglesia católica romana, se reunirá este viernes con el patriarca de la Iglesia ortodoxa rusa, Kirill (Cirilo), en el que constituye el primer y único encuentro entre los líderes de dos de las principales ramas del cristianismo desde que ambas se separaron en el año 1054.
El interés de Francisco en el encuentro estaba claro desde, al menos, noviembre de 2014, cuando al regreso de un viaje a Estambul, reveló que había hablado por teléfono con Kirill y que le había dicho: "Iré adonde quieras. Llámame y yo voy".
Finalmente la cita está concertada, pero no ocurrirá ni en Moscú ni en Roma, ni en ninguna otra capital europea sino en La Habana, Cuba, donde ambos conversarán durante unas dos horas en una sala de reuniones del aeropuerto internacional José Martí.
Pero, ¿por qué han decidido estos líderes religiosos encontrarse en La Habana, capital de un país que hasta 1992 era oficialmente ateo y que es el país con menos cristianos de América Latina?
Un destino conveniente
John Allen, editor asociado de Crux, una publicación del Boston Globe y autor de 10 libros sobre el Vaticano y temas del catolicismo, considera que en la selección del destino ha habido una parte de suerte y otra de estrategia.
"La parte de suerte tiene que ver con que el patriarca ruso ya tenía previsto viajar a Cuba al mismo tiempo que el papa Francisco iba a México, así que resultaba práctico para ellos verse allí", explica Allen en conversación con BBC Mundo.
Señala que la parte estratégica tiene que ver con el hecho de que la relación entre ambas iglesias está muy cargada por la historia europea.
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