Este acuerdo mediante el cual se delimitó la frontera entre los territojrios coloniales oriental y occidental de la Isla de Santo Domingo, se firmó entre España y Francia el 3 de junio de 1777 en Aranj
uez (villa de la provincia de Madrid), interviniendo a nombre del Rey de España, José Moñino, Conde de Floridablanca y en representación del Rey de Francia, el Marqués de Ossún.
El Tratado de Aranjuez aseguró a Francia su posesión en Santo Domingo y le sirvió de apoyo para apoderarse más tarde de toda la isla mediante el Tratado de Basilea de 1795 que, aunque no se cumplió cabalmente, puso a Francia jurídicamente como única dueña de la isla.
Los artículos primero y segundo del Tratado de Aranjuez establecían los siguientes límites:
"Procediendo al cumplimiento del referido Tratado, empieza la línea de Demarcación de Límites en la Costa del Norte de esta isla y boca del río Pedernales o Riviere des Anses a Pitre, en cuyas orillas se han colocado las Pirámides que figura en el plano con las inscripciones de France-España, gravadas en piedra, y puestos los números extremos 1; 221: Todos los más se manifiestan claramente en el Plano según su colocación. Se presupone, y entiende por derecha o izquierda de la Línea de la de los comisarios en su marcha, y en los ríos, y arroyos, la de su corriente saliendo de su origen..." (Antonio Del Monte y Tejada: "Historia de Santo Domingo", Tomo III. Tercera Edición, Biblioteca Dominicana; Serie I, vol. III, Ciudad Trujillo, República Dominicana, 1953, pág. 93).
Con la firma de este tratado concluyó la litis legal sobre los límites fronterizos pero no terminaron los problemas de coexistencia de dos colonias tan diferentes como la oriental y la occidental.
Antecedentes
La ocupación de la parte occidental de la isla de Santo Domingo fue un proceso lento de penetración alentado por Francia desde finales del siglo XVII a través de bucaneros y filibusteros que luchaban contra una España en decadencia que se vio obligada a reconocer jurídicamente, mediante la firma del Tratado de Ryswick, el asentamiento de Francia en la parte Oeste de Santo Domingo, una posesión que en verdad no le pertenecía a Francia.
La ascensión al trono español en 1701 de Felipe V, nieto del monarca francés Luis XIV, trajo como consecuencia que, al estar ligado al trono de Francia, sirviera de forma indirecta a los intereses franceses en América.
La presencia de un monarca francés en el trono de España se tradujo en Santo Domingo en una política de tolerancia hacia los vecinos franceses que desde 1697 argumentaban que los territorios les pertenecían legalmente ya que el Tratado de Ryswick les había garantizado el status de estas posesiones.
Los franceses tras la ocupación del territorio occidental de la isla extendieron los límites a su antojo, provocando toda clase de conflictos entre las autoridades de las dos colonias en Santo Domingo, situación que se prolongó durante largo tiempo hasta culminar en la imperiosa necesidad del establecimiento de límites territoriales.
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