POR JUAN TOMAS OLIVERO FIGUEREO: Todos los pronósticos parecen indicar que el descalabro institucional y el relajo constitucional amenazan por nueva vez, de forma insana, las esencias mismas del sentido de Estado de la comunidad política y la sociedad dominicana. El personalismo en la forma despótica más alienante y servil,
parece ser una razón necesaria en la instalación y conducción de la cosa pública de este grupo, como diría uno de sus profetas: “Danilo mientras tenga un hálito de vida y respire”. Mijaíl Bakunin, y su anarquía relativista se ha hecho carne en el pensamiento Culebra Blanca de Palacio: “Hay que destruir los partidos, las iglesias, empresarios, militares, comerciantes y hombres de Estado…, todos, diría Mijaíl, son atormentadores del proletariado”. Para completar el ciclo de transformación de tormenta a huracán, el fascismo hitleriano de palacio, hará gala, digo yo, y lo digo de forma metafórica y política, cual ironía de la historia, de la famosa noche de 1934 conocida como la “Noche de los Cuchillos Largos.”
El caos que se quiere plantear con el padrón abierto y simultáneo, constituye como fenómeno político la negación misma de la democracia y de los derechos particulares y colectivos de cada comunidad identificada como partido y los ciudadanos que la conforman. La actual ley 275-97, arcaica, por cierto, que ha regido en todos los procesos en los últimos 20 años; así, como, los proyectos sometidos a consenso en manos de la Comisión Bicameral, establece en su art. 43 lo siguiente, espíritu éste, que es recogido, también, en el proyecto de ley de Partidos en su art 10, cito:
Artículo 43.- CONSTITUCION DEL PARTIDO. Si la Junta Central Electoral encontrare que los principios y propósitos que sustentará el partido no están en conflicto con la Constitución y las leyes y que los documentos presentados en la solicitud se amoldan en su esencia y forma a las prescripciones legales, y luego de verificar que los requisitos establecidos en los literales e) y f) del Artículo 42 se han cumplido, extenderá el reconocimiento de dicho partido, lo comunicará así a los organizadores, quienes podrán entonces proceder a su constitución formal. Al afecto, deberán promover la celebración de la asamblea constituyente, que estará integrada por delegados de cada uno de los municipios donde tenga órganos directivos y de los directorios provisionales. Corresponderá a la asamblea constituyente votar los estatutos, elegir los miembros de los cuerpos directivos y consultivos definitivos para el primer período que dichos estatutos determinen.
“Los estatutos deberán disponer la reunión periódica de convenciones ordinarias, en las cuales residirá la autoridad del partido”, fin de la cita.
Según esta disposición legal última, cuyo sustento es la Constitución de la República en sus artículos 212 y 216, es que la Junta Central Electoral ha expresado que el padrón abierto y las elecciones primarias internas simultáneas son inconstitucionales e ilegales, porque contravienen el mandato de la carta sustantiva y las normas que rigen y regirán la materia en razón de que lo surja del mal llamado consenso, lo que resulte de allí no puede estar, ni estará por encima de los principios constitucionales.
Nuestra Constitución, vapuleada por el danilismo, según la Concepción de Juan Jacobo Rousseau, es nuestro contrato Social, y lo hemos asumido así. Este huracán releccionista ha puesto su ojo sobre la fuerza imperativa de las normas para relativizarlo todo con una ética política utilitaria y pragmática, carente de todo tipo de escrúpulos. De las disyuntivas del liberalismo y la democracia quiero citar lo siguiente de Guido de Ruggiero: “la concentración de un inmenso poder al servicio de una mayoría, con frecuencia ficticia, constituye realmente una tiranía y, por eso, no hay error en colocar en una misma línea a la democracia y al despotismo. De ahí que se considere como la más grave y peligrosa forma de despotismo la que se origina en la democracia, por el hecho mismo de remover las más bajas capas de la sociedad y proceder a una nivelación, es decir a destruir aquellas fuerzas que podrían contenerlo y limitarlo. Continúa la cita,… el mal de la democracia no está en el triunfo de la cantidad, sino más bien en el triunfo de la mala calidad, que se revela en el número como a través de cualquiera otra manifestación del espíritu democrático” , (de Ruggiero, Guido. Historia del Liberalismo Europeo, Editorial Camares 2005, pág. 378).
Danilo Medina e Hipólito Mejía, han decido pelear en pareja para el 2020, con el acuerdo del “Si no soy yo, eres tú”. Proyecto que tiene como propósito destruir y diezmar el PLD y desarticular y desmoralizar el PRM, produciendo, con relación a este último, el gran éxodo del reencuentro y el retorno a casa, en el PRD. Para eso se ha puesto en marcha la estrategia de remover y nivelar las fuerzas que pudieren contener y limitar este plan en uno y otro ámbito político, para lo cual, este proyecto político diabólico se apoya en su mejor herramienta: el padrón abierto y primarias simultáneas.
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