Barahona.- Cuando era un chico Williams Octavio –Tony- Gómez Pérez, ingresó a la fila de la Policía Nacional. Solo estuvo un año en la uniformada que por el bajo salario decidió irse de la institución del orden y explorar otras vías para lograr el sueño fijado de niño: edificar una familia sobre bases sólidas que califica como un valor inestimable tanto que "vale más que muchas riquezas juntas".
Después de estar en la filia policial, Gómez Pérez decide irse en yola a la vecina isla de Puerto Rico, una arriesgada aventura en busca del “sueño americano”, una travesía que hoy con más edad y con mayor comprensión de sus actos, ve con claridad la responsabilidad de aquella decisión que pudo haber truncado su deseo de salir adelante mediante el trabajo honrado.
Como estaba en condición de ilegalidad en la "Isla del Encanto", al año y 6 meses de estar en la vecina Puerto Rico es detenido por las autoridades puertorriqueñas que lo deportaron de inmediato a la República Dominicana.
Tuvo que comenzar de nuevo e idear un proyecto de vida que le permitiera vivir con dignidad, sobre todo, construir y lograr su objetivo: su familia.
Como fue a Puerto Rico a no meterse en problemas para luego arrepentirse, echaran por el suelo su reputación, perder el respeto de los demás y andar con la cabeza dentro una “funda”, Tony logró guardar unos dolaritos que ha multiplicado con el trabajo en su pequeña empresa que le ha permitido su proyecto de vida.
Me deportaron, pero no quedé en el aire
Salió de la Policía Nacional por el bajo sueldo, decide irse a Puerto Rico en busca de una mejor suerte consciente que exponía su vida, porque pudo haber terminado en la boca de un tiburón o morir ahogado, por lo que al ser deportado de la vecina isla no quedó en el aire.
Juntó US$ 23,000.000 en un año y medio que vivió en condiciones de ilegalidad allí, logrando traerlos al país que en ese momento el cambio de la divisa Norteamérica era de 14 pesos dominicanos por un dólar.
“Los cambié y me hicieron la suma de RD$ 322,000.00, una parte lo usé para construirle una casita decente a mi madre, África Pérez, que en ese momento era profesora jubilada con un salario de miseria que apenas daba para gastos de comida y costear otras cosas como sus medicinas”, narró.
Indicó que su padre, Williams Gómez Terrero (Mico), un obrero que aun trabaja como electricista, no ganaba ni gana lo suficiente, para mantener a la familia, excepto aquellas cosas elementales para la vida, no había podido construirle el sueño de todo dominicano “hacerle una casita a sus padres”.
Con el otro dinero
Como tenía propósitos bien claros y definidos, dada a su formación en el hogar, sabía que solo podía lograr las cosas trabajando honradamente, por lo que el restante dinero lo usó para adquirir un pequeño solar en la comunidad de Villa Central, donde construyó un local y puso una barbería.
En ese trabajo ha encontrado suma de felicidad, alcanzar el sueño de edificar sobre bases firmes a su familia junto a Wendy Féliz (Tita), una joven mujer que estudió Ciencias de la Educación, mención Orientación, en la UASD Centro Barahona y que este próximo año escolar comenzará a trabajar de orientadora en un centro escolar tras ganar un concurso en el Ministerio de Educación “ella trabajando será mejor para la familia”.
Con Féliz ha procreado tres hijos, la mayor estudia derecho en la universidad estatal en Barahona, el segundo está en el nivel secundario y la tercera en la escuela básica. Tiene otros dos hijos con mujeres distintas. A todos, confiesa, adora, “no tengo distinciones para expresarle amor a mis vástagos”.
¿La barbería da lo suficiente?
Luego de probar como policía e irse del país ilegalmente a Puerto Rico, deportado de la vecina isla, Tony decide no comerse los pocos dólares que logró juntar y le quedaron de los que usó para construir la casa de su progenitora, decidiendo optar por comprar el pequeño solar y construir una pequeña estructura en la que puso la barbería.
Dice no quejarse haber elegido este oficio como medio de sustento, ya que le permite poder cumplir con sus compromisos en el hogar como con entidades bancarias.
Con él trabajan otras cuatro personas que pagan un 30% de cada corte de cabello, que es RD$125.00 y RD$130.00, en caso de que incluya afeitarse.
Tony, quien todos los días, incluyendo sábados, domingos y feriados labora en la barbería de 8 de la mañana a 8 de la noche, dijo que cuando menos gana produce unos mil pesos, mientras que sábados, domingos y días feriados puede recortar hasta RD$6,000.00.
Cada lunes deposita entre 15 y 18 mil pesos al banco producto de lo que produce durante la semana, los cuales retira los 30 de cada mes para pagar RD$40,000.00 de préstamos que tiene en instituciones bancarias.
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