jueves, 8 de marzo de 2018

Pese a celebrarse el Día Internacional de la Mujer; Fiscales y militares agreden a una abogada tras intentar entrar a la oficina del MP

Santo Domingo. – Pese a celebrarse el Día Internacional de la Mujer, dos fiscales de la provincia Santo Domingo, y miembros de la Fuerza Aérea,
de la Policía Nacional y de la Armada Dominicana agredieron a una abogada cuyo “delito” fue “faltarle el respeto” a uno de los magistrados a las puertas de la oficina de la Fiscal titular, Olga Diná Llaverías.
Se trata de la Sary Casado, quien fue tratada con agresividad por un miembro de la Marina de Guerra, a quien todos apodan como “La Amet”, porque antes estuvo de servicio en esa institución.
Los tres militares se unieron para llevarle los brazos hacia la espalda a Casado y colocarle grilletes, como si esta fuera una delincuente, donde finalmente lograron esposarla y llevársela bajo arresto.
Según informaciones la jurista se dirigía a la oficina de Diná Llaverías para tratar asuntos propios de su profesión, momentos en que esta fue interceptada por los miembros de seguridad para negarle el acceso al lugar.
En el lugar estaba el magistrado Darío Almonte quien habría intercambiado algunas palabras con la abogada.
Al parecer las expresiones de la letrada fueron interpretadas como una “falta de respeto” por el Fiscal Almonte, por lo que “La AMET”, con fuerza y agilidad se le lanzó encima a Casado, agarrándola por los brazos y le pidió al Fiscal:
-“¡Déme la orden para arrestarla!”.
-“¡Arrestela!”, respondió en tono imperativo el magistrado Almonte, quien le dejó el “trabajo sucio” a los tres militares, mientras la abogada trataba de impedir que le colocaran los grilletes.
Cuando se desarrollaba esa escena, otro fiscal, quien está a cargo de los fiscales litigantes, se aproximó y le dijo a la letrada que permitiera que la esposaran.
-“Póngase la esposa y después resolvemos”.
Casado no pudo con los tres militares que tenía encima ni con los dos fiscales que dieron la orden de arrestarla “por faltarle el respeto”
La orden llegó al más clásico estilo trujillista: “¡Tránquelo y después hablamos!”.
Sin embargo, una vez le colocaron las esposas en la espalda, Casado decidió continuar en esas condiciones hacia el interior de la oficina a realizar su diligencia, pero allá ingresaron los tres militares y la sacaron en forma violenta.
Finalmente, fiscales y militares la humillaron al pasearla ante todos los presentes esposada como si se tratara de una delincuente.
Ninguna de las personas que vieron la escena se atrevió a protestar por una razón sencilla: tenían miedo de padecer la misma suerte.

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