Santo Domingo. – Los vecinos de la madre del niño Luis Raúl Zaya Suero, violado y asesinado en el sector Cancino Adentro, revelaron que la misma alquilaba habitación de su vivienda para ser usada como motel a personas desconocidas.
El costo de 150 a 300 pesos era el monto que los hombres y prostitutas tenían que pagar para utilizar el dormitorio, donde los niños evidenciaban la fechoría, así lo dio a conocer un vecino quien pidió reservar su nombre.
Asimismo, otro de los moradores corroboró al informar que con la entrada de tantos hombres creen posible que la niña de nueve años pudo haber sido abusada sexualmente por uno de ellos.
“Ahí subían diferentes hombres, no dudo que la niña la haya violado uno de esos hombres también”, afirmó. La calle se encontraba fundida en silencio tras el abominable hecho donde el padrastro violó y dio muerte a su hijastro. Al llegar al lugar, un panorama de tristeza y desconcierto imperaba entre los vecinos del sector y familiares de la víctima. Raquel Suero, madre del niño, trabajaba únicamente los “lunes” en una casa de familia, como empleada doméstica. Aquella trágica tarde, donde su hijo Luis Raúl Zaya Suero, de un año y medio, falleció en manos de su padrastro, contó a las autoridades que ese día, “martes”, se encontraba trabajando.
Los vecinos narraron que, desde las once de la mañana de ese día, los gritos y quejas del infante llegaban a oídos de quienes se encontraban en el edificio, pero la música a todo volumen opacó las súplicas de aquel inocente niño. “Cállate, cállate”, “¿y ahora?”, “Ve que te lo dije”, le decía John Rodríguez a su hijastro. Asimismo, narró uno de los vecinos que el padrastro le preguntó en varias ocasiones que si quería agua.
Cuenta el vecino que se encontraba durmiendo en su habitación cuando los gritos del infante lo despertaron. “Escuché su voz y todo lo que le decía, pero al rato subió el volumen del radio como tenía por costumbre. Minutos más tarde, lo vi salir. Compró un refresco y una botella de agua y retornó a la casa”.
Cuando recién iniciaba la tarde, uno de los hijos de Raquel Suero llegó a la casa comenzó a tocar y llamar para que le abrieran. Al ver que nadie se avecinaba a la puerta se dirigió donde una vecina para informarle que no le querían dar paso en casa.
La señora subió las escaleras que llevan al apartamento, para indagar lo que sucedía. Al tocar la puerta de forma insistente, el hombre abrió la puerta. El sudor que chorreaba en su rostro y la mirada perdida le notificó que algo sucedía.
“Al preguntársele por qué no le abría la puerta al niño, solo respondió que no hallaba la llave de la casa”, contó una vecina.
Pasada las tres de la tarde, reveló que los moradores lo vieron brincando la pared y alejarse del lugar para luego irse a la parada de vehículos como si nada hubiese ocurrido.
Al llegar a la casa, Raquel Suero comenzó a limpiar y a echar agua sin cerciorarse de la presencia de su hijo, sin entrar a la habitación para saber qué se encontraba haciendo. La vecina que había llamado a la puerta al padrastro llegó a la casa para asegurarse de que todo estaba bien.
Al percatarse que el niño no salía de la habitación preguntó por él. Fue ahí cuando entró al dormitorio y observó varias moscas rodeando el colchón, lo que atribuyó al estado de impureza en el lugar. La madre se acercó al cuerpo, lo tocó y al ver que no reaccionaba comenzó a echarle agua y a darle toques en la cara. Al no reaccionar fue llevado a un centro de atención, donde notificaron que estaba muerto.
“Si no fuera por mi mamá que estaba allí y al vecino quien lo llevó al hospital ella se atrevía a dejarlo ahí. Y botarlo al otro día, ellos no son fáciles”, comentaron dos vecinos del lugar.
La gente del lugar continuaba conmocionada por la ausencia de lágrimas que la madre del infante presentó aquella tarde.
“A ella no se le vio el dolor de madre. Solo estaba preocupada por su pareja… culpaba al papá del niño”, puntualizaron.
DENUNCIAN MALTRATOS
SIGNOS DE VIOLENCIA: Los golpes, mordidas, quemaduras y arañazos eran los signos que presentaban de forma constante los cinco niños de Raquel Suero, quien atribuía que esas marcas eran producto de otros niños que los golpeaban, así dijeron los moradores.
“Cada vez que yo iba a su casa veía a los niños, especialmente a Luis, con un golpe diferente. Yo sabía que esos golpes no eran de otros niños, porque un muchachito al golpear no dejaría marcas así. Ellos dos los maltrataban”, expresó una vecina, quien prefirió quedar en anonimato.
Familiares
Los familiares del infante denunciaron que en la fiscalía escucharon a un agente policial comentar que la madre del presunto asesino está ofreciendo 2 millones para que su hijo sea absuelto.
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