martes, 17 de julio de 2018

EL BLOK DE PALO : La masacre del masacre o la masacre del perejil y el corte


POR ODALIS RAMIREZ ARIAS

No ha existido en ninguna época  de nuestra historia un hecho tan cruel, tan diabólico y tan carente de sensibilidad humana como el
acontecido en los días finales de la década del 30, en donde aquel hombre lleno de desprecio por la vida humana, el sátrapa de Trujillo, perpetraba en contra de hombres, mujeres y niños, de nuestros vecinos los habitantes haitianos, que en  busca del bienestar económico se desplazaban a la zona cercana de nuestra frontera para realizar labores principalmente agrícolas, y que fueron todos degollados con todo tipo de utensilio cortantes ,tales como machetes, hachas, cuchillos y navajas, a si también como revolver, pistolas, rifles o cualquier otro tipo de arma que pudiere haberse utilizado en ese entonces, se bautizó la masacre del perejil debido a  que  le preguntaban a los sospechosos de ser haitianos que pronunciasen dicha palabra y los que no la pronunciaban correctamente eran inmediatamente asesinado, Incluso dominicanos de piel oscura fueron víctimas de una purga conocida como "el corte", hechos ocurridos al partir del  12 de octubre de 1937.

 El rio Masacre en el área en donde se desarrollaron los primeros hechos de sangre de esa humillación  haitiana con su Cincuenta y Cinco Kilómetros de Longitud (55km), en donde se tiraron la mayoría de los cadáveres, nace en la Loma de Cabrera, específicamente en Pico del Gallo y desembocando en  el Rio Manzanillo,  que es el limítrofe que divide la Isla en ese lugar, en donde los dominicanos ocupamos la Zona Oriental y Haití la Zona Occidental delimitado  el año Mil Setecientos Setenta Y Seis (1776), cuando el Coronel José Solano  y el Conde Annery deciden fijar el Rio como frontera en  parte Norte y el Rio Pedernales en la parte sur, siendo ratificado dicho tratado por el de Aranjuez del   año Mil Setecientos Setenta Y Siete (1777), abarcando esa división con respeto  al Masacre solo Cinco Kilómetros (5K), desde las inmediaciones del puesto Militar  de la Bomba, hasta cerca de la toma de agua, casi cerca del Edificio de la Aduana de nuestro país. 

Esa masacre se denominó la masacre del Perejil, hace más de ochenta años, donde un mandato directo de Trujillo ordenó el degüello  de los haitianos de conformidad a la orden recibida por el Capitán Ventarrón que comandaba el Genocidio, la cual decía:

El gobierno ordena el degüello de cuanto mañese  jallado. no repete eda ni pinta. quémelo asta vivo a si ablo el capitán ventaron.

Fue tan grande el hecho que los ejecutores se embriagaban primero para cometer tales actos de barbarie; solo se oponían en silencio los terratenientes a los que los haitianos le trabajaban, pero no reclamaban porque hasta ellos estaban expuestos a la guillotina. 

Ángel Prestol Castillo, quien narra magistralmente esos acontecimientos deleznables de la Historia Dominicana y quien era funcionario judicial en esa zona del país, lo hace de una manera objetiva, ya que él vivió esa historia en carne viva.

Se calcula que entre doce a vente mil personas de tez negra fueron masacrados por la orden de un cruel ser humano que al final de sus días en esta tierra sufrió parte del mismo acontecimiento que hizo padecer a esos hombres.

Asesinados por unas ráfagas de plomos hechas por hombres cansados de sus atrocidades.

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