miércoles, 7 de agosto de 2019

Ante una insólita actuación

Una sociedad que dude -o no tenga credibilidad en sus autoridades- porque son tan delincuentes o peores como los delincuentes que dicen perseguir,
bajo ningún concepto  debería llamarse sociedad, sino más bien una cueva de malandrines de la peor ralea. 
Hace tiempo que debimos botar la llave y tirarla al mar de esta cosa difusa y amorfa que cada día que pasa asemeja más a la maldad y a la barbarie.
El caso de una fiscal y varios agentes de control de drogas captados ipso facto plantando drogas en una peluquería del municipio de Villa Vásquez es la más reciente versión de este adefesio de nación que no ha podido construirse como tal, aún, no obstante los años que ya van lejos de ese magnánimo gesto de heroicidad.
Y, encima de tan criminal actuación, el que deberia ser el ejemplo, porque funge de titular del organismo, tiene la afrenta de atreverse a amenazar con someter a la justicia, por alegada difamación en contra de sus protegidos "angelitos", esos bichos raros que hacen más daño que los que andan por ahi traficando con estupefacientes en los barrios de nuestras ciudades.
En otro país que se respete ese señor al frente de un grupo de rufianes debería ser cancelado y procesado por encubrir malandrines.
(Ojalá, ojalá, un sinvergüenza de estos que pululan en las redes le llegara este comentario y se animara a someterme) Tony Pina.

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