Te tuve nueve meses y algo más en mi vientre, casi te me pasas, te di nombre antes de nacer y escogí el que tienes, en honor a un atleta alemán, famoso para 1985, año en que naciste. Siempre sentí que tu existencia sería de notoriedad.
Desde niño te gustó el deporte. Tu curiosidad por el conocimiento siempre fue ávida. Honraste a tu papá eligiendo una de sus profesiones: la Locución. Nunca me sentí celosa porque no elegiste los números, como yo. ¡Otro locutor en mi vida, pensé!
Tu infancia discurrió en armonía, sin quejas sobre ti, con aprecio de todos tus amigos y vecinos. Eras bueno.
Tu interés por cosas importantes y útiles me asombraron. Aprendiste ajedrez, computadora y locución, desde muy temprano. En todo te destacaste.
Has hecho lo que te gusta, no te puedes quejar de Dios y de tus padres, todos hemos conspirado para que así sea. Tu tío Ney siempre puso gran empeño para consentirte en tus aficiones.
Hoy, luego de estar realizado como persona, siendo profesional, independiente, íntegro y seguro, te lanzas a una actividad esencial para servir. ¡No me extraña!
Cuando aprendiste ajedrez, enseñaste; cuando aprendiste computadora, instruiste; de locución también transmites conocimiento. Enseñar es tu forma de servir, tu manera de colaborar. El altruismo, una condición natural, dejas de comer para que otro coma, dejas de vestir para que otro vista, te sacrificas por el amor al prójimo.
El éxito en este proyecto que propones a tu provincia, es claro, en poco tiempo el Pueblo ha demostrado que te quiere, te valora, te considera y te aprecia.
Te gusta competir y eres un ganador. Estoy convencida de que esta contienda la ganarás, sobre todo, porque tienes de aliado al Pueblo.
Estoy convencida de que tu éxito será reconocido, porque todos te aprecian, Still.
¡Estoy orgullosa de ti, hijo!
Con amor, tu madre, Georgina Del Carmen Guzmán Espinosa.
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