Santo Domingo. – El ex director de la Dirección Nacional de Control de Drogas -DNCD-, Rafael R. Ramírez Ferreira, llamó ratones cuida queso a los miembros de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, tras el actual estado de descomposición que según él encuentran ambos organismos.
A continuación, el artículo íntegro del exjefe de la DNCD:
Ya huele, pero un descuido, nos puede hundir en las heces
La vida varía porque así lo disponen los hechos, es decir, que vivimos en una constante variación, aunque eso no signifique que el o los hechos sean nuevos. Estamos en campaña política donde se dicen y producen promesas idílicas pero como un elemento de estrategia para ganar y luego olvidar, inclusive, hasta los nuevos aspirantes a ser nuestros representantes en diferentes estamentos; algo así como los “honorables” que desde antes de triunfar ya disponen de un equipo para buscar leyes foráneas para presentar y justificar su elección sin tomar en consideración ningún tipo de idiosincrasia de donde se aplica pero, aquí la imponen sin sonrojo alguno y no solo me refiero a leyes referentes a impuestos.
Desconozco cuantos de los que esto leen han visto las series colombianas o mejicanas referentes al narcotráfico y sus maniobras fraudulentas para llegar al poder político, principalmente la de Pablo Escobar. Pero, para los que si la han visto les preguntó; ¿Cuántos políticos y abogados “Santorio” habrán abrigado nuestras Cámaras? No dijo ni que si ni que no, solo pregunto si alguien por casualidad puede hacer algún tipo de comparación entre el personaje de la serie y algunos de nuestros “Honorables”.
Es esa la razón principal por la cual vuelvo a reiterar si hay algún organismo competente que pueda asegurar que esa llave de paso para llegar a los poderes electivos está cerrada para los narcotraficantes. ¿Se ha llevado a cabo la delicada depuración entre estos miles de aspirantes? Espero que nadie se ofenda por esta pregunta, aunque para decir lo que creo, me da lo mismo que lo haga o hagan ya que no pueden negar que “prósperos empresarios”, han compartido de tú a tú en esas cimas borrascosas del Poder e inclusive, algunos han sido propuestos como héroes, muy a pesar de que su desaparición del escenario ha sido por las mismas causas que desaparecen los narcos.
Da la sensación de que todo se ha analizado en este país; los jóvenes no quieren trabajar y si lo hacen, deja mucho que desear el cómo lo hacen; no quieren estudiar, pero si vivir como lo hacen aquellos que se sacrifican dentro de una profesión, y ejemplo de esto lo tenemos en las filas de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, lo cual da la sensación de poner una rata a cuidar el queso.
De lo anterior no solo son culpables quienes dirigen, ya que para llegar al puesto se han tenido que postrar a los pies de algún político que es en realidad a quien va dirigida su “lealtad”.
El desguazado de la institucionalidad, al parecer, fue uno de los pilares o ejes principales para poder crear y sostener esta tiranía. Semanalmente vemos el mismo titular y continúan produciéndose los mismos hechos; “se refuerza la frontera con más tropas y más equipos”, pero la penetración de ilegales inunda ya todos los barrios del Gran Santo Domingo y otras grandes urbes del país sin hablar de lo que acontece en el campo. ¿Entonces qué? ¿Haciendo lo mismo esperando distintos resultados?
Todo lo que nos está pasando como Nación, es producto del irresponsable accionar político. El amañado y desacredito modelo de compras del Estado es más ruin y cobarde que el engaño de los famosos comités de ética dentro de las Instituciones; el contrabando acaba con la agricultura y todos aquellos comerciantes que pretenden hacer negocio tradicional y siquiera hablar de la competencia desleal que se ejecuta en cada acción que implique ganar dinero sucio.
La tiranía se ha apoderado del control de todas las instituciones y todos vemos el resultado, incluyendo los organismos llamados a poner orden, ya que este último, solamente existe para la clase pendeja en tanto prosiguen las visitas sorpresas como la panacea de la desaparición de la pobreza que con la ayuda de las bocinas que hacen parecer esta tierra como el paraíso prometido. ¡No J….s! ¡Sí señor!
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