“Se me fue lo que más yo quería; ay señor, ayúdame”, clamaba ayer entre lágrimas una mujer tras haber sido informada en el Hospital Francisco Moscoso Puello de que su hermano había fallecido por el nuevo coronavirus.
La dama acababa de llegar al centro de salud para conocer del estado de salud de Antonio Moronta, su hermano, de 82 años de edad.
Lloraba desconsolada, sin parar, sentada en una silla playera, color azul oscuro, mientras se secaba las lágrimas con un pañuelo blanco. De momento, alzaba sus brazos y gritaba: “Dios mío, dame fuerzas”, mientras dirigía su mirada hacia el cielo, reflejando tristeza.
Moronta tenía una pequeña cafetería en la intersección de las calles Duarte y París de la capital, donde pasaba la mayoría de su tiempo, que se cree fue el lugar donde contrajo el virus, contó adolorida su hermana.
“Yo lo adoraba, yo lo quería… toda la gente que trabajaba con él a su alrededor lo amaba”, expresó con voz quebrantada.
Ella vestía blusa blanca y pantalón marrón. Dijo que la familia llevó a Moronta al médico al presentar fiebre alta.
“Él me decía que le dolía mucho el cuerpo y se estaba poniendo flaco; la gente no lo estaba conociendo. Rebajó muy rápido”, contó la mujer.
Cuando lo llevaron al hospital, agregó, Moronta decía: “Yo me quiero acostar; yo me quiero acostar”.
Mientras avanzaba explicando el caso, a la hermana de la víctima mortal del virus le corrían las lágrimas por su rostro, al recordar la última vez que lo vio con vida.
A Antonio le llamaban cariñosamente “Moro”. Era un hombre muy querido por todos y nunca se vio involucrado en problemas.
Su hermana asegura que no tenía complicaciones de salud, aparte del coronavirus. Al parecer, el virus fue el detonante de su muerte, dijo.
Desde el lunes estuvo ingresado en el Hospital Docente Francisco Moscoso Puello y sus pulmones no respondían al oxígeno que le suministraban. Los médicos le informaron a ella que su estado era crítico, y ayer jueves se produjo su fallecimiento.
Sus ánimos estaban en el suelo y su rostro reflejaba el dolor que le causó perder a su pariente, a quien definió como “el mejor de todos con su familia, con sus amigos y todo el mundo”.
Finalmente, angustiada y con voz rogante, exhortó a la población a tomar en cuenta que el nuevo coronavirus en una realidad. “La gente no entiende y no teme por su vida. Esto es una realidad señores”, añadió.
La compungida mujer fue al Hospital Francisco Moscoso Puello a conocer sobre la evolución de la salud de su hermano, pero al llegar al centro hospitalario se encontró con la infausta noticia de que su pariente había fallecido.
Antonio Moronta falleció a la edad de 82 años. Tenía una pequeña cafetería en la intersección de las calles Duarte y París y era muy querido por la gente en esa área, según su hermana.
Fuente Listin Diario.
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