Liranzo, al acaudalado empresario y estratega político fenecido el pasado lunes a los 98 años, formó parte del círculo íntimo o anillo de Balaguer, visto con ojerizas por propios y extraños, espectadores de lo que acontecía en el entorno del caudillo de Navarrete, surgido en la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo.
Ese puñado de hombres, considerado por los adversarios como parte de “los malos de la película” del terror balaguerista de los 12 años, cumplía las decisiones del líder, administraba grandes intereses políticos y económicos tras bambalinas y resolvía en torno a importantes temas de la gestión pública. Rara vez se le veía hablando en actos públicos o en los medios de comunicación.
Además de Liranzo, eran figuras notables del famoso anillo palaciego Rafael Bello Andino y Aníbal Páez, quienes aparecen en la planilla de creadores de la Fundación Joaquín Balaguer.
Toma de posesión de Balaguer en el 1986, junto al vicepresidente Carlos Morales Troncoso.El anillo y la negociación política
En el 2012 el escritor Tony Raful publicó, en el artículo ¡La verdad, monda y lironda!, divulgado en el Listín Diario, que el 17 de mayo del año 1996, al otro día de la celebración de las elecciones generales del 16 de mayo, a las 5:30 a.m., recibió una llamada telefónica del entonces candidato presidencial y líder del Partido Revolucionario Dominicano, José Francisco Peña Gómez, que lo invitaba a acudir a su residencia de inmediato para hablarle del “anillo”.
“Cuando llegué a la casa del doctor Peña Gómez, me encontré con altos dirigentes del PRD, que también habían sido convocados de urgencia a una reunión trascendente para el destino del país. Inmediatamente tomó la palabra el doctor Peña Gómez para revelarnos que hacía aproximadamente una hora, había sostenido una entrevista con dos altas figuras del entorno del doctor Joaquín Balaguer, pertenecientes a lo que llamábamos entonces el ‘anillo palaciego”, afirmó.
Raful recordó a seguidas: “’El llamado anillo palaciego’ era el blanco de nuestra campaña en términos de lucha frontal contra el gobierno del doctor Joaquín Balaguer, y a ese ‘anillo’ le atribuíamos planes y acciones siniestras, así como el manejo indebido de los fondos del Estado”.
Raful contó que Peña Gómez quería escuchar la opinión de la dirección política de su proyecto sobre la oferta que le hicieron los dos miembros del “anillo palaciego” del doctor Balaguer, en el sentido de que el líder estaría dispuesto a endosar la candidatura del doctor Peña Gómez en la “segunda vuelta”, debido a que había alcanzado el apoyo de la mayoría electoral relativa, “siempre y cuando el doctor Peña Gómez se comprometiera, una vez electo presidente de la República, a no perseguir, encarcelar o poner en movimiento acciones judiciales contra figuras del “anillo palaciego”.
Raful recordó que en campaña de 1994 y 1996 el PRD hizo hincapié en la persecución y sometimiento ante la justicia de quienes se consideraban hombres de confianza en el poder, del presidente Balaguer.
José Francisco Peña Gómez junto a Rafael Suberví Bonilla, mientras inauguraba unas obras en la playa de Güibia. Foto: AGN
“Los comisionados (según alegaron ellos) de la voluntad política del presidente Balaguer, agregaron a su pedimento, la conveniencia de retirar la candidatura vicepresidencial del licenciado Fernando Álvarez Bogaert, sosteniendo la idea de que la sustitución de Fernando por cualquier otra figura del PRD, enviaba un mensaje claro al país de que el nuevo gobierno del PRD, distendía el ambiente de confrontación y allanaba el camino para asegurar la paz perturbada por acciones de retaliación o encono, que esa candidatura agravaba por los antiguos nexos con el doctor Balaguer, y las críticas que el doctor Balaguer había recibido de Fernando en términos que el Presidente Balaguer, en ese momento consideraba ofensivas e inaceptables. Debo decir que Fernando puso a disposición del doctor Peña Gómez su candidatura, si con ello facilitaba el triunfo del doctor Peña Gómez”, agregó Raful.
Relató que la mayoría de las personas consultadas determinó que si el doctor Peña Gómez aceptaba esas condiciones capitulaba éticamente, y que toda su plataforma liberal se resquebrajaba traicionando al pueblo dominicano.
“Una parte de los consultados no pensó de esa manera y aseguró que lo importante era que Peña Gómez fuera presidente, que fuera pragmático, que usara el poder y materializara sus ideas y proyectos. Fue una mañana terrible, angustiosa, decisiva”, afirmó.
Y a seguidas acotó: “Uno de los miembros del anillo palaciego que se reunió con Peña Gómez en la madrugada del 17 de mayo de 1996, al conocer la decisión tomada, dijo, casi proféticamente, que nosotros habíamos elegido a la oposición política y no el poder, por norma y tiempo indefinido”.
Raful manifestó además: “Si el doctor Balaguer dio su autorización para esa gestión no lo sabemos de manera expresa, pero evidentemente que la influencia y el poder que ejercían a su lado los que nos invitaron a recibir su apoyo a cambio de impunidad, sugería que eran portadores de una voluntad política clara y precisa. ¡Esa es la verdad, monda y lironda!”.
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