Por Fernando Peña. El político tiene que tener dignidad y decoro. Y a muchos de los que enfrentaron a Miguel Vargas y al PRD le faltó aunque sea una pizca de esos principios. Es penoso ir en un partido y en la política solo por conveniencia personal.
La última división del PRD nos mostró eso y mucho más. Una gran mayoría mostró su verdadero rostro. Recuerdo cuando Miguel Vargas asumió, luego de la derrota de la reelección de Hipólito Mejía, el rescate y liderazgo emergente del PRD. Su discurso era claro, asumir una nueva praxis política, el relevo dirigencial del partido. Cuando emergió como nuevo líder y candidato presidencial se desataron los demonios en el PRD contra él, patrocinado y dirigido por algunos y algunas que se vendieron, y se presentan hoy, dechados de moralidad y conciencia política. Pero, todo era una falsa, cuando vieron asomo de cambio en el partido que implicaba quitarle su hegemonía y privilegios de décadas se apandillaron contra Miguel Vargas y sus propuestas de cambio partidario. Asumieron la intriga, la calumnia y las traiciones contra el nuevo líder emergente. Miguel Vargas levantó al partido, la moral de los dirigentes después de Hipolito dejarlo en extrema gravedad. Le criticaron, le traicionaron y asediaron. Usted tiene derecho a disentir, e incluso a irse a formar otro partido, es su derecho, pero a quien te hizo, te dio honores, te trato con desencia y respeto, a ese no se debe calumniar ni se le trata de manera vil. Es cómo cuando tú habla de tú mujer, madre de tus hijos, se digno déjala, pero no hiera ni levante calumnia. Hoy los perredeistas, el pueblo dominicano, los políticos decentes saben quién traicionó a quien, quién es desleal y mal agradecido. Miguel Vargas como hombre, como esposo y padre, como empresario y líder político se agiganta cada vez más. Y una vez más ha triunfado la verdad y la razón. Miguel Vargas en la dirección, conducción del PRD en estos años de renovación, de cambio y actualización ha sufrido todo tipo de trapisondas, escarnio, injuria, tramas, difamaciones y obstrucciones en la consolidación de ese instrumento democrático e histórico del pueblo, el PRD.El proceso que ha vivido el PRD y su nuevo líder, Miguel Vargas, es un ejemplo de aprendizaje para los partidos y liderazgos nacionales, nos muestra de que el aprendizaje solo es posible a partir de revisar el camino andado, aprendiendo de los errores, pero también echando luces sobre los aciertos.
Ahora el PRD, bajo el timonel de Miguel Vargas sale consolidado, preparado para su participación determinante en el proceso electoral del 2024. Éxito!
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