Por: Luis Medrano Volquez
El mundo actual vive momentos difíciles, las guerras, el hambre, la tecnología, el suicidio, feminicidio, homicidio, en fin una serie de situaciones incluyendo las enfermedades que nos azotan.
Estos males sociales que nos acechan y nos atacan nos convierten en infelices, no existe seguridad en ningún lado, basta con dar una ojeada a nuestras casas parecemos presos de estas situaciones, al parecer no hay en quien confiar, nadie cree en nadie, todos queremos protagonismos sin embargo por ahí andan nuestros hijos mangas por hombros, sálvese quien pueda.
Para nadie es un secreto que el alto grado de competencia con nuestros congéneres nos ha llevado a optar por el pluriempleo, que nos ha desintegrado como familia, no damos seguimiento a nuestros hijos y en los centros educativos solo sabemos están seguro de 8 am a 4 pm por el asunto este de la jornada escolar extendida, aprovechando esta oportunidad que tenemos los padres salimos a trabajar no pagamos guarderías tenemos un gran ahorro.
Todo ello gracias a la iniciativa del poder ejecutivo de abocarse a esta nueva modalidad.
Pero la escuela no puede sola, la escuela debe contar con el respaldo de la comunidad, de la sociedad debe contar con el apoyo de los actores del sistema, porque todos somos escuela.
Ante los males que nos afectan es tiempo de volver a creer en los centros educativos, es tiempo de jugar nuestro papel como padres y tutores en nuestras casas, es tiempo de creer que al final del túnel existe una luz en el camino, pese al grado de descomposición familiar la escuela como entidad está jugando su rol, pese a los aciertos y desaciertos del sistema, al bombardeo de la tecnología la escuela sigue ahí, insisto no puede ni podrá sola, tenemos que entender que los maestros no son magos debemos aportar a la solución, la educación es más que tiza, pizarra y borrador.
Desde el ministerio de educación en la persona de Andrés Navarro con luces y sombras se busca colocar el sistema educativo en sitial de decencia, sitial de avances, pero por algo hay que empezar, los cambios suelen traer dificultades hay que estar claro.
Comprometer los padres para con sus hijos puede ayudar a salir airoso.
Vivimos en un ambiente donde el maestro ha perdido el respeto por parte de los alumnos. ¿Qué hacer, proponga usted distinguido lector?
El autor es maestro en planificación e innovación educativa, egresado de la universidad AIU Estados Unidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario